
Dos días después volví a ver al doctor y se quedó sorprendidísimo de lo que me había ocurrido. Me lo explicó todo con estas palabras:
"Mira hijo, se conoce que el otro día te debí de pinchar algo que no tocaba en lugar de las vacunas, vía subcutánea y te has contagiado de la enfermedad de CAGAR ENANOS".
Pues así es, ahora cago enanos; a veces, incluso, de dos en dos (gemelos). De momento duermen en la bañera.
El de la foto es Andrew, que esta mañana se ha ido a comprar el pan y le he echo una foto.
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