¿Nunca habéis tenido la sensación de estar haciendo algo realmente bien?
Pues eso es porque no os equivocáis. El ejemplo más claro me ocurrió a mí hace dos semanas, durante mi breve estancia en Londres. Iba camino de la National Gallery pensando en el arte que allí se encierra, y en hacer fotos de todos los cuadros conocidos de la Galería.
Nada más entrar me advirtieron que el número de fotos que se pueden hacer es, como mucho, cero. Entonces hice lo que hace todo ciudadano honrado y español, que es sacar la cámara para hacer una foto y poner cara de "yo no entiendo nada".
Acto seguido se personó un señor muy amable y muy grande (y muy negro). Voy a repetir que era muy grande para que la historia no se malinterprete. El señor gigante me comentó que no se podían hacer fotos, así que le hice una foto en la cara con flash mientras yo empezaba a recular. Al siguiente aviso no fue tan amable, e intentó quitarme la cámara; así que tuve que volver retratar el momento. Cuando la situación ya carecía de sentido, le expuse lo siguiente:
"Pero, ¿sabe usted con quién está hablando? Yo soy la mano derecha del primer Ministro Tony Blair". Y aprovechando que el pobre señor no sabía muy bien qué decir, le enseñé una foto que llevo siempre en la cartera. Cuando se acercó para verla, le di un cabezazo en la nariz y me fui corriendo hacia el cuadro de Los Girasoles para destrozarlo por completo.
Si no lo habíais visto aún, mala suerte.
Tengo la sensación de haber hecho lo correcto.
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